Hace unos días, ITespresso publicaba un interesante artículo sobre los obstáculos a los que todavía se enfrenta una parte importante de los españoles a la hora de acceder a Internet. El título de este periódico de información sobre tecnología digital era que el 25% de los españoles tiene dificultades para acceder a Internet. Y acceder significa «usar Internet o usarlo con más asiduidad». «Los datos, recogidos en la Encuesta de Integración Social y Salud, del Instituto Nacional de Estadística (INE) vienen acompañados de las barreras de acceso a Internet más habituales. La falta de conocimientos informáticos (12,9 %) y estar demasiado ocupado (10,8 %) son los más comunes, aunque otros son más preocupantes. Y como barrera «preocupante» citan las dificultades económicas asociadas al acceso a Internet, que afectaría al 8,3% de los españoles.
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El número de internautas en México va en aumento, no lo hizo en la preparación de las tecnologías de la información; Para combatir la brecha digital se creó esta propuesta.
En 2011, la ONU incluyó el acceso gratuito a Internet como un derecho humano fundamental. Esta medida iba dirigida contra algunos países que controlan sistemáticamente el acceso de los ciudadanos a la autopista de la información, como China o Irán, y restringen los contenidos y medios de comunicación a los que se puede acceder. Este anuncio indicó que era un derecho humano fundamental acceder y compartir información a través de cualquier medio digital, sin que ningún gobierno o autoridad pudiera restringirlo.
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En México, en abril de este año, se incluyó un artículo en la reforma de la Constitución que garantiza el acceso a banda ancha e Internet como parte de los derechos humanos de los mexicanos. Esto implica que ningún gobierno o entidad puede limitar el acceso a la red bajo ninguna circunstancia. En este sentido, cualquier persona con la tecnología suficiente para acceder a la red podrá hacerlo sin parar a nadie. Ya forma parte del artículo 6 de la Constitución.
Sin embargo, cabe preguntarse qué hacer con esa gran parte de la población que no cuenta con la tecnología ni con los recursos necesarios para acceder a Internet. Si bien sugiere que la aprobación de la iniciativa impulsada por el Senado de la República en abril pasado es un gran paso, aún existe una gran desigualdad entre quienes pueden disfrutar de estas tecnologías o quedar marginados digitalmente.
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Al mismo tiempo, el Senado reconoció que Internet debe ser un sitio abierto para todos y que el Estado debe garantizar la apertura y el acceso, pero no habló de libre acceso. Y es necesario distinguir gratis de gratis. Una cosa es que el Estado garantice el acceso gratuito sin que nadie pueda evitarlo, y otra que construya la infraestructura necesaria para que todos puedan acceder a Internet de forma gratuita.
Como ya explicó el senador Armando Ríos Piter, si se busca el verdadero desarrollo de las comunidades marginadas en el territorio nacional, no se les debe dar a elegir entre alimentación, educación, trabajo digno, seguridad o acceso a la red. Se debe construir una estrategia integral, porque solo resolviendo los déficits, la desigualdad se volverá permanente.
Basta mirar el estudio realizado por Parametría, donde muestra que, si bien México crece en número de internautas, no lo ha hecho en la etapa preparatoria de tecnologías de la información, ocupando el lugar 63. 144.
Internet gratis y también gratis
Sin embargo, el proyecto de hacer público y gratuito el acceso a Internet continúa en varios sentidos. El proyecto Internet para Todos es una iniciativa de 17 ONG que plantea que el Estado debe garantizar y brindar acceso gratuito a Internet para todos los mexicanos sin excepción.
Para lograr el libre acceso a la red, el proyecto Internet para Todos propone la solución. Por un lado, existe una red de fibra óptica de la CFE que podría convertir todos los edificios públicos en hotspots, es decir, lugares que cuenten con tecnología WiFi y puedan brindar acceso gratuito a la red.
Por otro lado, explica el proyecto Internet para Todos, se puede aprovechar el apagón analógico utilizando los llamados espacios en blanco, que son los canales que separaban una frecuencia de televisión de otra, para transmitir datos. Con super wifi puedes transmitir datos usando los espacios en blanco, ya que serán inútiles una vez que el televisor cambie su señal a digital. Se estima una inversión de 30.000 millones de pesos, poco menos de lo que costaría tener una Estela de Luz en cada estado.
Sin embargo, Gabriel Gómez-Ortigoza, autor del libro electrónico gratuito La Raza Digital (disponible en este enlace), advierte que se debe tener cuidado a la hora de planificar ese proyecto, ya que factores como la presentación de la orografía o la geografía de las comunidades. considere, a o Pueden disparar los costos del proyecto o resultar en un fracaso.
No se discuten los porqués y para qué de un proyecto tan grande. Se trata de la educación, el conocimiento, el trabajo, el entretenimiento, la comunicación y, por supuesto, el desarrollo y la integración de las comunidades rezagadas en la agenda digital del país desde hace bastante tiempo. Si el proyecto de Internet de libre acceso llega a buen término, colocará a México en una posición competitiva y destacada en el escenario internacional.